En pocos meses, este país ha perdido un par de representantes de la historia de la democracia española. Labordeta y Marcelino Camacho. Ambos fueron siempre consecuentes con sus ideas, comprendieron que la mejor manera de no llegar a ninguna parte es no saber a donde se va. Ambos tuvieron sus caminos perfectamente trazados. Ambos de izquierdas defendiendo de forma honesta sus ideas creían en lo que decían y decían lo que creían, permitiendose el lujo Labordeta, en mandar a la mierda a sus señorías de la derecha, cuando en una falta de considereación y de respeto le increparon desde sus escaños durante su intervención http://www.youtube.com/watch?v=JadyaKBePDw
Descanse en paz José Antonio que nos dejó en herencia su canto a la libertad y la defensa limpia de su proyecto político, de sus ideales y los de las personas a las que representa.
Con Marcelino Camacho, murió tambien el auténtico sindicalismo. Los herederos, que no han trabajado en el negocio, como suele ocurrir con las grandes fortunas, son un grupo de indeseables que no han sabido administrar la fortuna que Marcelino les había dejado, que no era otra, que el respeto que los trabajadores teníamos por las organizaciones sindicales, la credibilidad de su gestión y la honestidad en sus acciones. Valores todos ellos, que estos vividores Toxo, Candido y vividores satélites y autonómicos desconocen y mancillan día a día.
Descanse en paz Marcelino y a los sindicatos actuales,que se gasten las subvenciones en medicinas.
